Conducta canina

 

Fue Gandhi quien dijo que basta para juzgar la altura moral de una sociedad con saber cómo trata a los animales.

Pues a partir de ya, el gran problema del Paseo Fluvial está solucionado: los perros. Pasearán todos con correa y bozal,un espectáculo macabro digno de una mente incapaz de comprender absolutamente nada de lo que significa un animal de compañía, una visión a lo Hannibal Lecter porque ellos, los canes, son el problema recién detectado. La basura, el abandono, el mal gusto, los restos del botellón, la falta de mantenimiento, la dejadez en el ajardinamiento, los residuos esparcidos del corte de césped, el sistema de riego deteriorado, las fuentes retiradas y sustituidas por esto:

 Nada comparable al baño de los perros en la playa o a su paseo. Todos son raza peligrosa e indeseable en este Tui que quiere ser europeo y debiera preguntarles a estos futuros hermanados alemanes cómo respetan ellos derechos que por aquí ni  se saben que existan. Cómo entienden la calidad de vida de sus ciudadanos, qué significan las mascotas para muchos de ellos, en qué consisten las ciudades pet-friendly.

De sobras conocemos la atención que se dispensa en este país a los animales, poco más que objetos, hijos de la utilidad. Las tasas de abandono, el maltrato y la barbarie van de la mano de la indiferencia ante el sufrimiento de quienes no saben de crueldades. Este país nuestro en el que tampoco sus dueños dan ejemplo, muchas veces, de limpieza, como tampoco quienes comen en espacios públicos, parques y jardines, quienes pueden permitirse dejar los restos de su diversión nocturna esparcidos por donde sea, quienes arrojan papeles por la ventanilla, sembrando basura. Y es que no importa lo poseído, perro o coche,  papel o colilla.Por ello, siempre defenderemos lo razonable, la multa a quien mancha, la educación y la deferencia cuando se molesta. Si entre los que paseamos un perro, hay quienes no recogen excrementos, quienes no comprenden que en una playa el perro no puede bañarse o correr cuando hay gente disfrutando de ella,  somos los primeros que defendemos una sanción en justicia, y que se establezcan horarios o fechas (véase Baiona con playas mucho más concurridas, Art. 3) pero no tiene sentido alguno y dice mucho de su sensibilidad quien pretende cortar por lo sano e impedir que se disfrute en libertad, prohibiendo en absoluto con el no del despotismo rancioso, prohibiendo meriendas porque puede ser que no se recoja la basura, prohibiendo jugar a un niño porque puede ocurrírsele romper a pedradas nuestra ventana...

Pero quizás pidamos demasiado y no comprendemos que este era el problema del paseo fluvial para el que no se ahorra en carteles. No dicen MANTÉN LIMPIO EL PARQUE o RECOGE LOS RESTOS DEL BOTELLÓN. No, a partir de ahora cinco carteles nos recordarán PERROS NO, en este Tui nuestro, este trozo de Europa a la deriva en manos de sensibilidades que jamás comprenderán ni una sola de las palabras de Gandhi con las que abríamos este post. Que no entenderán jamás esto ni nada que se le parezca.