La decadencia de este (des)gobierno de incapaces con sonrisa incorporada e ideas de andar por su casa, de donde no debían haber salido, se deja ver por todo el municipio. El casco histórico y su entorno, como es costumbre, no escapan a su desidia después de cuatro años en los que debieron haber demostrado responsablemente el respeto que dicen tener por sus casas y calles -ya no hablamos de ciudadanos-, éstas que, según parece, han llegado a nosotros para lucimiento de procesiones, galas y uniformes de postín y postureo. El plan de peatonalización languidece al ritmo del abandono general y nada sabemos de su puesta en marcha. Ordenanzas, permisos y autorizaciones, alegaciones, pivotes y cartelería...pasarán a engrosar la larga lista de la irresponsabilidad y la desfachatez.
Hace unos días amanecía así -hoy ha sido retirado- uno de los carteles que advierten de la inversión en inteligencia del gobierno municipal (43.135 euros en control de accesos), esas pilonas que pasarán a enriquecer el subsuelo junto con las todavía existentes de los tiempos preelectorales de Rocha I. Un rico patrimonio para los arqueólogos del futuro.
La adaptación del área del naútico para aparcamiento como medida complementaria de la peatonalización simplemente no existe, como tampoco la delimitación o señalización de las zonas verdes para residentes, tres meses después de la aprobación de unas ordenanzas sobre el más absoluto de los mundos virtuales. Nada se mueve en este entorno absolutamente paralizado por el desinterés y la atrofia de ideas. Irán desmoronándose uno a uno carteles y pivotes, cámaras y semáforos, porque no hay la menor iniciativa por parte de un gobierno ocupado en cobrar sueldos inmerecidos, en acudir a juicios y sonreír con un sí, podemos, desde el coche oficial. Y pueden.