Tras estas votaciones que decidieron no sólo no infligir un castigo a quienes no habían hecho su trabajo como debieran, sino incluso premiarlos con un tsunami de apoyos, hemos tenido que recuperarnos de nuestras ingenuas esperanzas de cambio político en el municipio que revirtiese la situación de nuestro maltratado casco. Queda ahora, poco a poco, volver a las calles y repensar lo hecho y las expectativas que asoman. Tendremos presente los frescos programas, las declaraciones todavía en la memoria, los avances del PECH y lo que venga.
Esperaremos porque no queda otra y todavía nos duele esta ciudad varada. Contamos con todos vosotros.
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