El estado de la señal se puede hacer extensivo a la situación, tantas veces denunciada y tantas ignorada, del tráfico en el casco antiguo.
De los bolardos inteligentes nada se sabe y la calle Cuenca sigue siendo una cómoda circunvalación para muchos que ni siquiera dudan en remontarla en dirección prohibida, eso sí, a una velocidad que les permita correr menos riesgos de toparse con vehículos en sentido contrario. La vigilancia es la que es, ya se sabe, a pesar de las famosas Juntas Locales de Seguridad, muy útiles para salir en prensa y dar la impresión de que estamos en ello. Los fines de semana el tráfico arrecia y parece que se espera una desgracia para actuar.
Así estamos. Entretanto, el vecindario soporta estoicamente la dejadez, la irresponsabilidad, la falta de ideas y sensibilidad crónicas, una enfermedad de difícil curación.
Imagen cortesía de Trasno Chadora
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